domingo, 22 de marzo de 2015

VIOLETAS Y CHIRIBITAS

  

VIOLETAS Y CHIRIBITAS
22-03-2015

¡Al pie de las escaleras!... “Platero, hoy es un día de contemplaciones” –día Juan Ramón Jiménez-. Es enero y ya están a punto de asomar su cabecita chiribitas y violetas. Yo las busco nervioso en el primer verdor del Parque junto al cementerio.  ¡Ellas calladas y bajitas apenas se atreven a mostrar su aún apretado capullito. Junto a ellas un semillero de coprolitos enriquecerá sus raíces apenas llueva un poco y salga el sol. ¡Este será el primor de sus primeros nacimientos! ¿Se estremecerá algún mirlo ante semejante presencia o tal vez interrumpirá su crecimiento con su ávido pico al descubrir una lombriz?
   Hace algún tiempo escribía: “Es febrero y casi abril/canta un mirlo en el jardín”. ¡Siempre me ha cautivado su tenacidad a la vez que su fuerza y su sagacidad! Curiosamente es de las pocas aves que en sus raudos movimientos recurre al vuelo o a la carrera, siempre alerta en sus tenaces tareas…
   No. El mirlo no es amigo de trinos en el labio de las escaleras, Apenas se siente descubierto oculta su cuerpo entre el ramaje burlando así la persecución o trofeo del ávido fotógrafo… Mas cuán constante y melodioso es su cantar en la noche arrullando la incubación de su  mirla. Al oír su canto pienso en esos cartujos –vigilantes de la noche- que regalan su desvelo a Dios, Creador de todos los trinos y gemidos de la tierra.
   ¿Recuerdas aquel precioso librito de Alfred de Musset, autor de “La historia de un Mirlo blanco”?   ¡Con él os dejo en sus primeras líneas, seguro de vuestro deleite!…
“Mi padre y mi madre eran dos buenos individuos que vivían, desde hacía años, al fondo de un viejo jardín aislado del Marais.  Eran una pareja ejemplar. Mientras mi madre, instalada en un tupido arbusto, ponía regularmente tres veces al año y incubaba somnolienta con un fervor patriarcal, mi padre, aún muy limpio y petulante pese a su edad, picoteaba alrededor de ella, le traía hermosos insectos que atrapaba delicadamente por el extremo de la cola para no inspirarle repugnancia a su mujer y, al anochecer, si hacía buen tiempo, no dejaba jamás de obsequiarla con una canción que alegraba a todo el vecindario. Jamás una querella, jamás el menor nubarrón turbó aquella plácida unión”...
Apenas vine al mundo, y por primera vez en su vida, mi padre empezó a manifestar mal humor. Aunque yo no fuera aún sino de un gris sospechoso, no reconocía en mí ni el color, ni el aspecto de su numerosa prole.
-¡Qué sucio es este hijo! -decía a veces mirándome de través-; se diría que este chiquillo va a revolcarse en todos los yesones y en todos los montones de barro que se encuentra, para estar siempre tan feo y enfangado.
-¡Eh, Dios mío! -contestaba mi madre siempre hecha una bola en una vieja escudilla de la que había hecho su nido- ¿no ve, amigo mío, que es propio de su edad? Usted mismo, ¿no fue un encantador granuja? Deje que nuestro mirlito crezca, y ya verá cómo será hermoso; es uno de los mejores que he puesto”...
  

  ¿Te causa tristeza? Perdón por exponerte una cita tan extensa, pero más triste puede parecerte que su contenido sea una parábola de la vida de algunos humanos! Sé muy bien que este adelantado galán de nuestras noches e inviernos no se merece semejante cita, cortada en su inicio. ¡Una vez más, perdón! Solo ha sido una provocación para que te adentres en su hermoso contenido, que ya apunta en estas últimas líneas…!

domingo, 15 de marzo de 2015

UNA MURALLA ABIERTA...


“UNA MURALLA ABIERTA”…
15-03-2015

Amigo lector, gracias por elegir el lugar al que hago alusión en estas primeras  líneas… Me ocurrió hace muy pocos días. Iba yo tan relajado subiendo las escaleras del Acueducto hacia el mirador, cerca ya del Postigo, cuando de pronto un padre –intrépido guía de su hijo pequeño- le aclara: “No hijo, no es la muralla de Ávila; esta es una muralla abierta”…(Menos contundente, supongo que quiso decirle).
   Ingenioso, ¿verdad?  No, no es mi propósito hablar de la obra de ingeniería del Acueducto de Segovia, ni tampoco tildar de ingenioso o ignorante a dicho papá. Otros “comentaristas espontáneos”-con cierta agudeza geométrica- simplifican su visión de los esgrafiados diciendo que se trata de dibujos de algunos albañiles para embellecer algunas casas y edificios… Bueno, peor es la información de quienes creen que el Acueducto se construyó hace tan solo varios siglos. En fin, dejemos rodar las piedras de la inexactitud –“corramos un tupido velo”, dirían otros- sosegando estas sencillas líneas.  
   Lo cierto es que nuestra ciudad ofrece al turista tal infinidad de espacios y detalles primorosos que difícilmente puede uno llevarse en su amplio reportaje la esencia y el sabor de sus abundantes monumentos.
¿Quién no se ha arrodillado (¡así!) al pie del Acueducto’ ¿Quién no ha alzado sus brazos al contemplar la grandeza y esbeltez de nuestra Catedral? ¿Quién no ha elegido las escaleras interiores del Alcázar para llevarse la experiencia y la primicia de sus vistas? ¿Y qué decir de San Esteban y su torre? ¿Y las iglesias de La Trinidad y San Millán y San Lorenzo y San Martín y San Nicolás y San Clemente y tantas más?... ¡Claro que hay otras lecturas del tiempo y la piedad de cada momento!
   Cuando algunas personas se ciñen a su “costumbre” o a su “piedad” o a su torpeza y terquedad, nos inspiran cierto enojo y compasión … Es cierto. No todo el mundo tiene sensibilidad y lectura de los distintos cánones de belleza a la hora de cumplir sus compromisos cristianos. ¡Seamos comprensivos, mas no bajemos el listón de la instrucción, los cánones de la historia y sus maneras de honrar y representar al Dios de todos, al Sumo Creador de la Belleza!

¡Ay, dolor! La fiebre de medios que hoy nos ofrece el mercado en ocasiones lleva a confundirnos coleccionando ansiosas imágenes hasta el momento en que tenemos que entrar en alguna cafetería a “repostar”… ¡cargando pilas y eliminando dolor de pies y cansancios! Esta es hoy la imagen y condición de muchos visitantes: un ser competitivo, esteta, tecnólogo, un insatisfecho amante, un coleccionista de número y reportajes hasta anegar los espacios de verde, de oro y luz que nuestros pueblos, paisajes y ciudades les ofrecen.

domingo, 8 de marzo de 2015

MI AMIGO FERNANDO


MI AMIGO FERNANDO

8-3-2015

Fernando, uno de mis mejores amigos, ya no está aquí. Se me fue el día seis de diciembre, sin poder ya hablar más con él. Sus últimos días -hasta que se apagó su voz- fueron para mí muy dolorosos, quizás menos para él, callado ya y sin apenas sentir su ida… Mi amigo Fernando se fue apagando entre hospital y hospital, sin encontrar camino abierto ni sosiego, inconsciente ya y sin palabra acorde alguna.
   A mi amigo Fernando le gustaba mucho andar conmigo por las orillas del Ebro, si bien no era muy amigo de cuestas, peldaños y escaleras. Su amena conversación y su andar corto me permitían interiorizar mejor su palabra, Cada dos pasos -”¿comprendes”?- te miraba a la cara e intensificaba su tono de voz:
 -“Padre Julio, de verdad. Se lo digo sinceramente. No hay cosa que más me fastidie que la mentira y la falsedad”. Luego recobraba de nuevo el hilo de su siempre amena conversación y seguía –casi calmado- su anécdota  o su relato.
   A Fernando le encantaba viajar. Su isla preferida era Puerto Rico, lugar que compartía con sus mejores amigos Felipe y familia de Dora. Allí –siempre relajado, con su whisky en la mesa antes de comer- tiraba de anécdotas, políticas y proyectos sin apenas interrumpir su tiempo. Desde aquí lanzaba su caña a San Francisco, San Diego, tal vez Las Vegas, Méjico, Canadá y otros mil rincones que omito en este lugar… Fernando, siendo joven se hizo a la mar, conoció Canarias y mil espacios más.
   De noble condición en sus principios, Fernando fue siempre fiel siervo de Felipe en el trabajo de la construcción en Logroño. Mas Logroño no es una ciudad de relieve sinuoso y empinado sino más bien una llanura habitada al pie del Ebro y La Redonda. Fiel al progreso Logroño –ciudad provinciana- se ha expandido en exceso en sus alrededores, conquistada por mil edificios, en gran parte nuevos y deshabitados.
   Yo le conocí hace tan solo ocho años. Ebro arriba, Ebro abajo, hemos repasado nuestras vidas –sobre todo nuestros sentimientos- en cada una de las visitas que yo realizaba  a dicha ciudad, con solo el ánimo de encontrarme con él correspondiendo así a las mil llamadas por teléfono. –“P. Julio, soy un verdadero desastre”… “¡Hola, cariño, a ver cuándo vienes”! No, no era su fuerte el hilo por teléfono.
   Desde Segovia, -gracias a Dora- he seguido paso a paso la pena de sus últimos días, aquejado de dolores, misterios y silencios. Tras mi despedida –Misa de Funeral en los Capuchinos Franciscanos-, envuelto yo en penas y ausencias, tuve al menos la oportunidad de expresarle mi más honda gratitud por todas sus atenciones. Este mismo sentimiento lo hago extensivo aquí –repito- a Dora, persona fiel, desbordada en atenciones hacia mí dentro de la enfermedad de Fernando. ¡Millones de gracias!
   “¡Fernando ha vivido mucho! ¡Fernando ha vivido muy bien! Fernando era un libro abierto, memoria de viajes, aventuras y recuerdos”…
   Amigo Fernando, ¿recuerdas el día en que volviste con mi hermano Fernando y conmigo a tu pueblo de infancia, Ledesma de la Cogolla? ¡Esta es mi mejor foto tuya: al pie de esta cruz, al pie de las escaleras, con tu mirada puesta en un horizonte alto y bello!

   Amigo Fernando, ¡Descansa en paz! ¡Gracias!

domingo, 1 de marzo de 2015

LA CUARESMA


LA CUARESMA
1-3-2015

Querido lector, gracias por ayudarme a escribir. Escribir en estos días es un arte poco apreciado por muchos “no-lectores”… La imagen y el vértigo de nuestros días ha elegido un lenguaje de alguna manera incorrecto y desestructurado. Me refiero a ese modo de comunicación escrita que no supera el límite de la corrección ortográfica (supresiones, reducciones, abreviaturas, incorrecciones) so capa de presuras y economías del lenguaje. ¡Qué delgada, qué esquelética y fría queda así nuestra comunicación escrita!

   Mas la urgencia espiritual nos llama al lirio morado y al desierto. ¡Bien claro queda que nuestro “lirio morado” nace tardío en nuestra geografía! No obstante decora nuestros mensajes espirituales, cuánto más si a su lado nos espera un espacio de silencio claroscuro, al pie de la montaña y el ciprés… ¡Ya sé que Jesús eligió un paisaje más severo!

   Antes de proseguir, he de deciros que me inspira también mucho el paisaje del desierto, tan socorrido para ilustrar la cuaresma. La cuaresma es un telón oscuro y triste –Dios me libre de despreciar las modas adelgazantes que eligen tal color- que ha calado muy hondo en nuestra geografía espiritual. ¡Mira que hay libertad y modos burdos en nuestro actual vestir! Mas apenas asomar su rostro la cuaresma nos vamos al ayuno y la ceniza mortificando la alegría de nuestro comer y vivir recurriendo a la ascética de la verdura y el pescado como si ello fuera un sacramento de redención… ¡Leve piedad, muy leve, creo yo!

   La cuaresma es una gala de sobriedad, silencio e interioridad a la que solo suelen asistir quienes se solidarizan con la causa de Jesús y sus mensajes. ¡Por cierto muy útiles para nuestros días de presupuestos austeros y de empeño en liberalizar nuestras “deudas”! Otros muchos solo asisten a la antesala con sus comparsas y efímeros disfraces, que pronto quedarán colgados en la percha del olvido.

   Si “el tiempo es un gran escultor” -Margarite Yourcenar- saquemos de nuestra caja de herramientas el escoplo y el buril y esculpamos nuestra más esbelta escultura, esa que huele a ascesis, esperanza y liberación de materia gruesa –o grasa, según tú prefieras-. En cualquier caso no busques tomos de teología muy gruesos ya que Jesús –el gran economista del lenguaje- te va a sorprender con su lenguaje sobrio y sutil… ¡Claro que sí! También hay otros libros que pueden embellecer tu escultura: por ejemplo este mismo que te indico con exactitud: “El Tiempo, gran escultor”.


Resurrección!   ¡Ojalá su dulce brisa embellezca esta cuaresma cuyas puertas acabamos de  abrir! “Abriendo puertas” –dicen muchos templos en este tiempo-. ¡Feliz ascesis y blanca!