LA
FLOR “AVE DEL PARAÍSO”
25-4-2015
Es
ya marzo. Crece la luz. Crecen la luz y los sueños. Macizos de chiribitas y pensamientos
comienzan a decorar nuestros jardines y espacios verdes. En cada rincón una
flor insignificante –“me llamo violeta”-
muestra su color cuaresma… ¡Primorosa es su belleza!
¡Es
Cuaresma! Y, aunque a algunos no les hable, su tiempo está cargado de dichos y
contenidos ascético-penitenciales que nos invitan al recato, a la sobriedad, al
sufrimiento y la oración. Naturalmente me declaro “creyente” y me uno a cuantos
creen en la sencillez y en la solidaridad
que dicho tiempo nos ofrece… ¿No me dirá usted que no hay desiertos en
la ciudad? ¡No, no hace falta que se retire, por favor! Adéntrese conmigo en las
calles oscuras, en las tardes de soledad, en el repique de campanas, en el río
de soledades que anega nuestras aceras, en tantos balcones con flores muertas…
Os
ofrezco un ramillete de sabiduría de algunos refranes que la cuaresma nos
refrenda: “Que
por arriba que por abajo, la cuaresma
siempre cae en marzo”. Benévolo, ¿verdad?
¡Depende de la lectura que del mismo hagamos! No te quedes con su rima
asonante… Otro más severo y cierto:“La cuaresma y la cadena para los pobres es hecha”… ¿Por
qué no les llegará a algunos ricos y a cuantos defraudan una proporcionada
cuaresma? ¡Los pobres tienen asegurado el pan duro todo el año los pobres!
(Sic).
Cambio un poco el rumbo y fijo mi texto en
“El ave del paraíso”. La conocí en Villanueva de Arousa, donde pasé una feliz
Semana Santa. Aquí –como bien sabéis- nació Ramón del Valle Inclán. Aquí, siendo invitado a un exquisito menú de
marisco con Alvariño y buena compañía, tuve la oportunidad de contemplar la
belleza de esta exquisita y distinguida flor. Pues bien, dicha flor decoró
también la alegría de María en la Pascua del Santuario de San Pedro de
Alcántara, (2005), espacio franciscano recomendado para el silencio y la “vida retirada” de Fray Luis de León.
¿Que por qué hago alusión a la Pascua? Porque
no hay Cuaresma sin Pascua. ¡No he copiado la expresión del Papa Francisco! Se
me ha ocurrido a mí también, si bien voy a justificar mi afirmación con su
cita: “Hay cristianos cuya opción parece ser la de una
Cuaresma sin Pascua”, nos decía el Papa Francisco en “La alegría del
Evangelio”. ¿Por qué? ¿Qué significa? Porque se nos olvida la Buena Noticia,
nos gusta ser “cristianos con cara de funeral”, porque dejamos a un lado el
final del Evangelio”…
¡Mira que hay cristianos severos! Que si el velo –aún!-, que si el agua
por el vino, que si el silencio hueco, que si la mirada baja en vez de la
belleza, que si la ceniza en vez de la flor del romero, que si la mucha adustez,
que si el rostro pálido en vez de la alegría…
Concluyo. Hace unos años un hermano claretiano –Ángel Aparicio,
palentino, que en paz descansa, nos
regaló una preciosa plática titulada “El Dios que ríe”… ¡Sí, sí, fue en Cuaresma! Y no confundió
el texto del Eclesiastés “tiempo de llorar,
y tiempo de reír”… ¡Frecuentemente vienen juntos!