domingo, 14 de junio de 2015

FIGURAS DE ARCILLA


FIGURAS DE ARCILLA
14-06-2015

Ella vive siempre conmigo. Sí, la arcilla. Si bien solo la dedico un mes largo en torno a la Navidad, ella en este intenso tiempo me llama, me despierta temprano, me mira, me espera y sueña conmigo continuamente. Me gusta contemplarla dormida, húmeda y fría, callada y sugerente…
   Cuando la tengo en mis manos se expone, intenta acercarse, me susurra al oído y generosa me sugiere… ¡Cógeme en tus manos! –me dice-. Mas yo –siguiendo mi tradición- no accedo a su deseo. ¡Tengo suficientes niños como para arrullarla a cada instante! ¡Creo que una prudente distancia es una sabia costumbre! Ya sé que los artistas sienten de otra manera…
   La arcilla –jugar con ella es uno de mis ejercicios más íntimos- no sabe apenas nada de pies, de luces y escaleras. ¡Se conforma con que la tengas siempre obsequiada en el calor de las manos! Sin apenas vaho ni frío, ella te va insinuando callada su forma, sus oquedades preferidas, su levedad y su altura. ¡Cómo me gustaría disponer de una trébede de hierro caliente, con olor a humo y hojarasca de encina!
   No. No dispongo de torno ni horno. Yo, callado y torpe, la obsequio con el calor de mis manos gordas y grandes. A veces me observa, me espera y luego me llama. Y, -¿cómo no?- yo la obsequio con mi silencio, con mil caricias y pensamientos.
En estas noches –privilegiadas noches para mi meditación y mi silencio- desfilan por mi mente mirlos, violetas, ángeles, niños, pastoras, cunas y nacimientos. En esta tan estrecha e íntima amistad la arcilla me dicta poemas al corazón con letrillas como estas:
“Como aladas golondrinas   /   tus mágicas enredaderas
se acercan a mi ser  /   me rodean y sofocan con su calor.
Yo le canto a tus manos   /  como le canto a la vida,
porque mi vida  /   debe estar en el calor de tus manos.
   ¡Sí, así de tierna, como si fuera una madre o una mujer! ¿No será la propia arcilla quien sale de sí misma y se nos entrega generosa y agradecida? ¿Cómo no temblar ella de emoción cuando se ve fuera de su torpeza? ¿Cómo no va a sentirse con alas al verse posada en un belén, en alguna estantería sabia, en tantos ojos que admirados la contemplan?
   Cambio. Hoy se habla mucho de la “terapia ocupacional”. Sencillamente creo que el hombre y la mujer se empeñan hoy en sentirse útiles, en disfrutar del ruido y el bullicio, en pasear y ver gente, en leer pensamientos que no asimilan… ¡sin apenas extraer el sabor y la esencia de lo que hacen!
   ¡Ay, Principito, tú que dijiste un día con sencillez y desparpajo que “lo esencial es invisible a los ojos”, danos en tu voz el don de tu sencillez y tu sabiduría!

domingo, 7 de junio de 2015

MI MEJOR MEMORIA


MI MEJOR MEMORIA
07-06-2015


   “Mi memoria es la memoria de la  nieve” –nos confiesa Julio Llamazares en uno de sus Cinco poemas sobre la nieve. Y concluye en otro momento con menos fortuna: “Sólo estoy… como un toro de nieve que brama a las estrellas”. Humildemente yo creo      que hay imágenes que le duelen a la nieve!
   Una aclaración: Como el escribir es libre y caprichoso, inquieto e impaciente, en este mismo momento estoy contemplando uno de los momentos más bellos que la naturaleza nos regala a los que somos “buenos”… ¿Cómo no ser ángeles con ella? Su pulcritud, su candor, su ingenuidad, su descendencia… ¡Quiero decir que nieva!
   ¡Ay, si el mundo pudiera pararse cuando nieva! ¡Mira que es callada y elocuente la nieve! ¡Mira que es paradójicamente temida y ansiada! ¡Mira si es pura, terca y mansa! Mira si es niña e ingenua en su llegada… ¡Ay, si supiera su cielo, si supiera su gloria y su infierno la nieve! ¿No habrá en el calendario humano una fecha para su fiesta? ¡El día del pan, el día del hambre, el día del amor, el día de la rosa!…
   Yo, para celebrar su presencia, todos los años me tomo un día de fiesta. ¡Cómo me iba a imaginar que hoy, -cuatro de Febrero- iba a encontrarme solo con ella! Voluptuosa y dulce me mostró su piel lisa, sus formas obsequiosas, sus curvas, sus pechos al desnudo, sus pómulos fríos, su arbórea cabellera… ¿Cómo no sentirla humana y seductora? A medida que avanzaba  sobre su ingenua alfombra ella me mostraba la escolta marrón de sus amplias calles, el viejo roble, niños jugando con fuego, caballos rebeldes, baños y cadencias en torno a Diana, crestas verde-oscuras, camas al aire, hielos impíos, secuoyas gigantes, escaleras lisas, tapices puros, acebos, hayas, lauros nevados, tapiales blanquinegros, sombreros deformes, floripondios gruesos…
   En fin, que dentro de un rato tendré que volver al asfalto y al barro, Al prosaico goteo de los tejados, al crimen urbano y la sal… ¡Cómo me iba a imaginar yo que este breve sueño me iba a volver a la realidad del ruido y el temor, a la trivialidad y a la blasfemia, al grito del patio y el asfalto, yo que siempre escuché el rumor del agua en esa fuente niña que solo dejaba acercarse a ella a los niños poetas, a las niñas siempre guapas, a… ¡algún abuelito lleno de sueños y nostalgias!
   ¡Perdóname, nieve! Sé que tu guión es muy exigente! Solo he intentado acercarme a ti sin mancillarte ni ofenderte!

*** Si quieres deprimirte, da un salto mortal y lee el poema “Castilla”. Yo aprendí de pequeño a abrir la puerta a los poetas: “Hay una niña muy débil y muy blanca en el umbral. Es toda ojos azules”… (Manuel Machado)
¡Cómo me duele Castilla!