LUGAR DE
ENCUENTRO
17-05-2015
Amigo lector, no es nada fácil conseguir esta imagen. ¡También hay
soledad y desierto en la ciudad! Son pocos los momentos en los que una de las
escaleras más frecuentadas del mundo disfruten de tan ansiado momento…
No os molestéis: “La Calle Real” –así reconocida popularmente- suele ser
la alternativa más frecuente: encontrarse con la gente, sentirla cerca,
saludarse, disfrutar de una mayor comodidad, escuchar la llamada de los
escaparates que tanto nos seducen, tomar un café o una caña… ¡Opciones más
gratificantes para algunos, con perdón de quienes tienen cierta dificultad!
En esta escalera del Acueducto convergen infinidad de pueblos, edades,
lenguas y culturas. Unos admiran la belleza de su construcción, otros la
armonía lineal de su composición, otros su grandiosidad y esbeltez, otros el
ingenio de sus constructores… Muchos de ellos solo ansían superar la dificultad
de su altura para contemplar las panorámicas de la ciudad y la sierra. Y… -¡cómo
no!- algunos románticos hacen ensayos de fidelidad y júbilo al haber
conquistado cumbre tan anhelada…
Mas permitidme también –tras haber besado todo su trazado- orientar mi
publicidad ecológica hacia su fuente… ¡el azud! ¡Ay, qué falta nos hace sentir
la sed “do mana la fonte”… La cuna de tan bello proyecto nos invita a un
privilegiado paseo que tiene su inicio apenas situarnos al pie del Pantano de
Revenga. Entre Segovia y este lugar quedan 11 km. en los que el agua bajaría
oculta y mansa hasta su conducción en el inicio del Acueducto. Ignoro el
contexto en el que se elige tal distancia, y sí aplaudo su genial idea.
El paseo que rodea dicho pantano hacia El Acebal es un mosaico de
cantueso, jara y matorrales de encina que bien merece nuestra contemplación.
Adentrados en la senda final, escoltados por pinos y robles gigantescos, casi
al pie del arroyuelo, dicha senda nos permite ascender hasta la obra de
ingeniería hidráulica inicial. ¡Hermoso proyecto! Aquí el musgo fresco
recubriendo las ásperas rocas, decoradas estas por altas matas de retama, nos
acerca al laberinto de aguas que resignadas y ciegas configuran
escrupulosamente su conducción bajando ocultas hacia su encuentro con la ciudad
de Segovia.
Sin abundar en más detalles, os dejo al pie de su silencio. ¡Quedaos con
el rumor del agua, metáfora que tantas veces he ensayado en mis escritos para
niños!...
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